El Sensitivismo Pictórico
Ricardo Alvarez Martin, La Plata, El Dia, Tercera Seccion, 18 de Julio de 1996
El hecho plástico en sí, implica, casi necesariamente, una trasposición del carácter de su creador como parte inherente a la obra, como si se tratara de una marca de "fábrica" que es posible distinguir a través de los años con menor o mayor potencia.
Esto siempre a resultado más fácil desde mediados del siglo pasado, en el que los artistas volcaron en sus obras experiencias personales del tipo más sensitivo que anecdótico.
Difícilmente frente a la imagen de una gran batalla o una Anunciación, pueda adivinarse el sentimiento de ese artista más allá que el de admiración o devoción, que privilegiaba ante todo el sentido escenográfico de lo que creaba por sobre su propia trascendencia emocional en una obra.
El Impresionismo y todos los movimientos sucesivos, le dieron al artista precisamente esa posibilidad, que se traslucía no sólo en el tema elegido, sino que se patentizaba en la "forma" en cómo había sido elaborada esa obra.
Poder "Ieer" el carácter del creador en una de sus obras, se convierte de esta manera en un ejercicio que, en algunos casos, ha vendido más que la imagen producida por él.
De hecho, la transparencia en la lectura de la identidad emocional de un autor, generalmente está relegada a determinados estados de ánimo, traducibles en uno o a lo sumo dos de ellos, ver una multiplicidad es particularmente raro, tal vez, porque nadie espera que alguien sea tan cambiante, tan ciclotímico, visto en un sentido estrictamente plástico, no patológico.
En el Museo Municipal de Bellas Artes, en el Pasaje Dardo Rocha en 7 y 50, se cerrará este viernes, una muestra de Pablo Contrisciani, un artista que ha logrado a través de su obra reflejar sus aspectos emocionales de manera plástica más claramente que tantísimos otros.
Llevado por el color como medio expresivo evidente, este artista, crea a partir de él un medio vital que no es ni más ni menos que una muestra casi textual de sus emociones cotidianas.
A primera vista, la pintura de Pablo Contrisciani es de factura rápida y espontánea, pero en detalle se trata en verdad de algo muy trabajado, meditado, involucrando esa espontaneidad sólo casi en la elección de ese color que, en última instancia, no deja de ser un producto evidente de un estado anÍmico en un momento particular.
Las pequeñas formas que generan otras mayores, se encuentran generalmente encerradas por un contorno de violento contraste, motivando una situación casi inestable en su posición espacial. Sin embargo esas "manchas" aparecen en un contexto medido por violento que se vea el choque entre continente de color y contenido de color. En otras zonas de su obra, Pablo Constrisciani se revela contra esa metódica reiteración formal y crea un espacio con la ayuda del chorreado, otorgando una vitalidad mucho más expresa en el que se anula la intención de adelante-atrás. Son momentos distintos, visualizados y expresados en técnicas distintas que se suceden en espacios tranquilos a los que el cansancio, la irritabilidad, el verse suspendido en el grupo formal determinado, motiva un violento cambio técnico, casi furioso que se detiene paulatinamente en una nueva zona de tranquilidad.
Debajo de este conglomerado infinito y estridente de formas y colores se haya sin dudas la esencia que lo genera: el paisaje. Efectivamente Pablo Contrisciani toma al paisaje como elemento fundacional de su obra y lo convierte, lo transforma en un muestrario abierto de su interioridad sensible.
Cada uno de sus paisajes lleva infaltablemente las marcas evidentes de sus emociones en el transcurso de la ejecución de esa pintura.
Dentro de un "sensitivismo pictórico" Pablo Contrisciani ha resuelto momentáneamente su búsqueda plástica y nos ha enfrentado con sus estados a través de sus obras, queda en nosotros devolverle tanto como nos ha dado.